María Nieves Argüello, ss.cc. permaneció en Indonesia, la primera vez de Agosto 2004 a Septiembre 2006 y la segunda desde Junio 2007 a Marzo del 2012

Marzo, 2012

DE REGRESO…

Después de unos años en Indonesia, puedo decir que he conocido aquello que muchas veces reflexionamos y teorizamos “inculturación e internacionalidad”. Estos son procesos muy diferentes a lo que leemos.

La experiencia de vida siempre esta marcada por adentrarse y sumergirse, eso se produce con dolor y muerte, aprendiendo de cero en todo, (hablar, conocer las culturas y las costumbres de diferentes grupos nativos, sin olvidar el cambio ambiental). Solo aprendiendo la lengua, puedo decir que uno empieza a ser parte de ellos, pero este es un proceso que cuesta desaprender y empezar a pensar como ellos lo ven y lo hacen, entender aquello que, para ellos es normal, es un proceso que demanda tiempo y sobre todo, manejar un buen grado de tolerancia y asumir las frustraciones personales, que se producen por diferentes razones.

Puedo considerar que mi experiencia es una experiencia que me permitió encontrarme a mi misma, crecer, y en aquellos momentos de soledad aprendí a confiar y descubrir plenamente que Dios tiene sus planes, incluso allí donde muchas veces mis debilidades y limitaciones me impidieron resplandecer.

Agradezco profundamente a Dios por cada una de las personas que me apoyaron desde aquí, y sobre todo, aquellos nativos que me tendieron una mano sincera y generosa, que me permitió caminar mi miedo y angustia, durante estos años en misión.

Los 4 últimos meses en Filipina también fue una riqueza, que me permitió encontrarme con el mundo de los enfermos en un Hospital, y al mismo tiempo, un proceso de aprendizaje y sanación grupal llamado “Clínica Pastoral Center”.

De regreso a Ecuador estoy contenta, con ánimo y abierta a lo que se me pida. En cualquier situación podre ser yo misma y estoy segura que podré sacar aquellos dones que Dios mismo ha depositado en mi; y, por otra parte también tendré la ocasión de abrazar mis “shados” todo esto que hace única mi vida.

Gracias a cada una de las hermanas, por su afectuosa bienvenida y la oración constante por los misioneros. Hoy aquí también necesito su apoyo y afecto. Gracias por todo.

María Nieves Arguello, ss.cc.