Bodas de Oro

María Alicia Espín y María Mercedes Ponce

¡No hay felicidad más grande que vivir y morir como hijas de los Sagrados Corazones!, este sentimiento que brotó del corazón del padre Damián, nos lo apropiamos nosotras, para expresar nuestra gratitud a Dios en esta “fiesta de fidelidad”.

50 Años al servicio de los Sagrados Corazones, son años que Dios nos ha permitido vivir, colmándonos de sus bendiciones y gracias, para seguir cada día con gozo el llamado de Jesús: “Ven y sígueme”.  Ante tanto amor, nuestro corazón rebosa de alegría y felicidad que compartimos a toda nuestra querida Provincia.

Fue un 22 de febrero que pronunciamos nuestro SI y lo celebramos el 15 de este mismo mes con una Eucaristía Solemne, contamos con la presencia de nuestro Hno. Abdón Palma, ss.cc., hermanas de casi todas las comunidades de la Provincia, familiares, amigas, amigos, profesores, ex alumnas que se unieron a nosotras, para agradecer a Dios por el milagro de su presencia en nuestras vidas.

Mientras participábamos de la Eucaristía, venían a nuestra memoria todos los acontecimientos alegres y dolorosos, muchas veces difíciles, pero en donde Dios sobreabundó con su gracia, y como ofrenda hemos presentado al Señor nuestro corazón, para que Él lo transforme en un “corazón de carne” y poder continuar nuestro seguimiento con una actitud de apertura y disponibilidad. 

Queremos agradecer a nuestra comunidad, a la Provincia y a la Congregación, que como madre generosa sigue guiando nuestro caminar, alimentándonos con su ternura, su cercanía, preocupándose de cada paso que damos.

Gracias también a nuestros familiares, porque siempre están cerca de nosotras, para demostrarnos lo importantes que somos para ellos, y agradecemos las grandes manifestaciones de amor que nos dan en cada momento, especialmente cuando más lo hemos necesitado.

Queremos poner en las manos de María Santísima, a nuestros amigos y amigas que nos han acompañado a lo largo de estos 50 años, que nos han transmitido su amor y su lealtad.

Gracias también, a nuestros fundadores que nos han permitido vivir su Carisma y que han estado presentes en nuestras Bodas, haciéndonos sentir que la “alegría y el fervor van siempre juntos” y que no pueden separarse de nuestras vidas.

Nuestra meta ha sido y será optar siempre por Cristo, para continuar como mujeres que sirven y dan todo de sí, único secreto para “ser toda de Dios”.

Con mucho cariño: Hnas María Mercedes Ponce y María Alicia