Cuenca, 27 de marzo de 2013
CIRCULAR DE MARÍA ADELIA BUSTOS MONTERO (Libelia)
“Mi alma glorifica al señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador. (Lc. 1, 47)
María Adelia Bustos Montero nació en Biblián – Provincia del Cañar - Ecuador, el 20 de Marzo de 1920. Sus padres Humberto Bustos Bernal y su madre Rosa Elvira Montero, le enseñaron, desde pequeña el amor a Dios y a su madre santísima en la advocación de la Virgen de la Nube, devoción muy arraigada en su pueblo.
Como sucedía en todas las familias católicas de antaño, fue bautizada al día siguiente de su nacimiento y cinco años después recibía la confirmación.
Conoció la Congregación porque algunas hermanas Sagrados Corazones eran oriundas de esta ciudad, y aunque ella nunca las conoció antes de entrar a la Vida Religiosa, escuchaba hablar de ellas y de la felicidad que vivían en el convento. Por eso, el 5 de enero de 1938, después de un largo viaje y con el consentimiento de sus padres, inició su postulantado en Rumipamba; en el mismo año recibió el hábito de novicia, bajo la protección del Corazón de María, cuya fiesta se celebraba el 22 de agosto; el 2 de febrero de 1941 hacía sus votos temporales y el 17 de abril de 1944 su profesión perpetua.
Tenía mucha habilidad para la costura, el bordado a mano, el tejido, pero también amaba la enfermería, le gustaba cuidar a sus hermanas enfermas, por eso se preparó en Primeros Auxilios y se capacitó en Nutrición y Mejoramiento del Hogar.
En las diferentes comunidades por donde pasó, dejó grabado su actitud de oración, una paz profunda que translucía en su rostro; las alumnas la buscaban como consejera, sea en las clases de costura o en la sacristía, donde podían encontrarla.
En 1987 fue a la fundación de Cariamanga-Loja y su preocupación especial fue formar un grupo de socias de los Sagrados Corazones, les enseñó a orar, especialmente les preparó para la adoración Santísimo Sacramento como un manera de testimoniar su gran amor a Jesús Eucaristía.
En 1995 regresó a Cuenca donde ya antes había estado y prestó sus servicios como Sacristana, se gozaba en mantener las capillas, tanto del colegio como de la comunidad, con una esmerada nitidez y gusto para arreglar las flores, los cirios, demostrando así su amor a los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
Poco a poco fue perdiendo la visión, situación que la llevó a la enfermería de Cuenca, entonces se volcó de lleno al ministerio de la adoración, orando por la Congregación, por su Provincia, por su comunidad y de una manera muy especial por los niños y los jóvenes, que la visitaban constantemente en la enfermería en los momentos de recreo del centro educativo.
El día de su muerte, una niña de doce años lloraba y decía: “ahora a quién contaré todas mis cosas y quién me dará los consejos que me daba la madre María Adelia”
Estamos seguras que el Buen Padre y la Buena Madre, salieron al encuentro de nuestra hermana Adelita, su hija predilecta, porque vivió con cariño y entusiasmo el Carisma que le legaron; además, coincidía con la fecha de la muerte del B.P. 27 de marzo.
Sabemos que nuestra hermana está gozando de la paz definitiva de los bienaventurados, sin embargo, pedimos para ella, las oraciones prescritas por nuestras Constituciones.
Fraternalmente y en nombre de la Comunidad SS.CC. Cuenca
Ana Beatriz Jaramillo, ss.cc.