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Quito, 5 de junio del 2013

CIRCULAR DE HNA. MARÍA LUISA JARA CRUZ

“Alegría y fervor van siempre juntos” (BM)

Jara Maria LuisaNuestra querida Hna. María Luisa Jara Cruz, sube al Padre Dios el 5 de Junio del 2013 a las 13:H00.

Su padre fue Flavio Jara y su madre Humbelina Cruz, un hogar muy cristiano, de profundo espíritu de fe; todos sus hermanos fueron motivados por un inmenso amor a la Santísima Virgen, participaban en la Eucaristía cada domingo y en las fiestas de la Virgen María.

María Luisa nació el 15 de Diciembre de 1943, en San Juan de Riobamba y se le bautizó el mismo día de su nacimiento; recibió la primera comunión y la confirmación en Mayo 1947. Muy pequeñita quedó huérfana de madre y su padre, con mucho cariño y responsabilidad, llevó la formación, educación y cuidado de sus hijos.

Siendo muy joven optó por la vida religiosa; madre Amalia María La Riva le animó a ir a Cuenca y prepararse allí para seguir el camino que Dios le llamaba. Madre María Paulina Aguirre fue su maestra de noviciado, siendo para ella su segunda madre con su actitud cariñosa y comprensiva. María Luisa decía, al ver que varias de sus compañeras dejaban el convento por no sentirse llamadas, en ella crecía más el anhelo de pertenecer al Señor y serle fiel toda su vida.

Inició el Pre Noviciado el 1° de febrero de 1961 y el Noviciado en Agosto 1961, su profesión temporal en agosto 1963 y la profesión perpetua el 1° de agosto de 1971, en Rumipamba.

Recibió, con generosidad y gozo, distintas obediencias. Siempre desarrolló su labor apostólica con las pequeñitas, en quienes sembró la semilla del amor de Dios, imprimiendo en los tiernos corazones de la niñez, el amor a Jesús y María. Se podía descubrir en ella una gran preocupación por cada una de sus alumnas y alumnos.  

Fue Directora de la Escuela Fe y Alegría en el Camal, desplegando allí todo su afán misionero, incluso completó la infraestructura física mediante ayudas de personas caritativas. En el 1997 fue Superiora de la Obra Social de Bellavista, donde se preocupó mucho por la alimentación de los niños del Sector, que asistían a la Obra; por las noches evangelizaba en los hogares, logrando crear una fuerte unidad en el barrio.

María Luisa decía que: “la fuerza para evangelizar, era el contacto diario con Jesús en la Eucaristía”. La Adoración constituyó para ella una fuerza y el renovado entusiasmo que experimentó toda su vida en el servicio a la misión; también, su alimento espiritual era la meditación diaria de la Palabra de Dios, en comunidad y la valoración de la evangelización a los niños y padres de familia.

Tenía un inmenso amor a la Congregación y decía: “deseo para mi Congregación que la Palabra de Dios y los Documentos Congreganistas sean experimentados en la vivencia diaria, para que así crezca la fraternidad y formemos un solo corazón y una sola alma, como lo deseaban nuestros Fundadores”

En Agosto del 2012, vino a integrar la comunidad de San José de Rumipamba, debido a la fragilidad de su salud. Dio testimonio de fe y de amor, por la vida y lucha incansable por obtener su curación, pero dado el avance de su enfermedad, ya había poco que hacer, aunque se hizo todo lo humanamente posible.

Estamos seguras que los Sagrados Corazones la han recibido con inmenso amor; sin embargo, les pedimos ofrecer por ella las oraciones propias de nuestra familia religiosa.

Hnas. de la Comunidad San José de Rumipamba                                            

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